- Señor, ¿podría darme una cerilla?
- ¿Quemada o nueva?
- Señora, querría una brrsssse de pipas.
- ¿Una bolsa de qué?
- Si ves a mi hermano le dices que se venga ya para casa.
- Y si no lo veo, ¿qué le digo?
- Me gusta tanto las mujeres, que hasta me gusta la mía.
- Anoche llegue muy tarde a casa, pero tuve suerte. Mi mujer aún no había llegado.
- Disculpe, ¿usted entró con, o sin orejas a la barbería?
- ¿Vive aquí el señor Pérez?
- Pero si este es el cementerio, hombre de Dios.
- Disculpe, ¿Muere aquí el señor Pérez?
- Señor, soy paraguayo y he venido a pedirle la mano de su hija para casarme con ella.
- ¿Para qué…?
- Paraguayo.
- ¿Cómo te fue el trabajo?
- Fatal, hoy hemos tenido que hacer algo.
- Pues yo dejé de comerme las uñas cuando se me acabaron las manos.