- Es cierto que tu virilidad se ha marchitado, pero recuerda que la nobleza es lo primero que se marchita.
- ¿Cómo amaneciste, viejita?
- Cómo amaneciste viejita
- ¡Cómo! ¿Amaneciste viejita?
- Pero amiga querida, si estás tan conservada como una mermelada.
- ¡Ay, señora! El otro día Don Julio me estuvo hablando de usted.
- ¿Y qué te dijo de mí?
- Nada. Me hablaba de usted porque no le he dado la confianza para que me trate de tú.
- Pero si tú no tienes nada que esconder. Todo el mundo ya conoce tus guarrerías.
- Me he enterado de que pasaste tus vacaciones en Marbella, querida. ¿Es fácil limpiar los suelos de porcelanosa?