- La Justicia es ciega. Sí, tiene el brazo largo y la vista corta.
- Me condenaron a treinta días de cárcel.
- ¿Y dónde pasabas las noches?
- ¿Y cuántos años me pueden caer, señor abogado?
- Si me presta una calculadora, en media hora se lo digo.
- ¿Vas a confesar sus fechorías?
- Soy muy malo para recordar fechas, señoría.
- El otro día me tocó un Juez educado, que en lugar de llamarme “chorizo” me decía “embutido”.
- Señor abogado, ¿cree que ganará mi pleito?
- No se preocupe, gane o pierda siempre gano.
- Alégrate, te han rebajado la condena. Dormirás en la celda del sótano.
- …Y me condenaron a mil doscientos años de prisión.
- ¿Y cómo has salido? ¿Te has escapado?
- No, es que ya se han muerto todos.
- En la cárcel, dormí en la misma cama que habían dormido Al Capone, Lucky Luciano, el Padrino, y otros más.
- ¿Y cabíais todos?
- ¿Ya te han soltado?
- Lo dices como si me hubieran puesto un collar.