- ¿Le han leído sus derechos?
- ¿Para qué? Si yo sé leer solito.
- Me han dicho que lo pescaron con las manos en la masa.
- Claro, soy panadero.
- Los guardias son unos “chorizos”.
- ¿De dónde sacas eso?
- Que no ves que siempre están aumentando los Juzgados de Guardias.
- ¿Por qué se le acusa?
- Por manía, vicio o costumbre, ¡yo qué sé!...
- ¿Y cómo puede explicar un historial delictivo tan amplio?
- Es que siempre me gustó la historia.
- ¿Por qué le robo el anillo a esta señorita?
- Yo sólo le ayude a quitárselo porque le iba muy apretado.
- Yo sólo conozco la prisión de oídas, es que siempre que me llevan ahí, voy ciego.
- Usted se robó todos estos billetes de lotería, ¿verdad?
- Sí, señor juez, pero a ninguno le tocó el premio.
- ¿Y por qué hizo los billetes de ciento diez Euros?
- Pues para ganarles algo.
- Así que usted creció en la prisión, ¿verdad?
- No, señor juez. Soy enano.