- ¿Tienes que añadir algo al robo de este traje?
- Sí, señor juez. La camisa, la corbata y los zapatos.
- Ya le he dicho que un examen de matemáticas no es prueba suficiente, señor abogado.
- Todo empezó en mi infancia: como no habían juegos en el parque, pues me la pasaba saltando bancos.
- ¿Cuál es su último deseo?
- Pero si ya no hay pena de muerte.
- No, pero tiene usted un cáncer de caballo.
- Su mujer lo acusa de malos tratos.
- ¿Sobrevivió?
- Y lo peor, es que nadie me va a creer que una mujer me ha violado.
- Yo soy una blanca paloma, señor juez.
- Claro, si no, no la cagarías tanto.
- ¿Y cómo es que usted tiene tantas letras protestadas?
- Es que soy cantante de protesta, señor juez.
- Ahora sí que siento el peso de la ley.
- ¿Te arrepientes?
- No. Es que me está pisando, su señoría.
- ¿Alega usted que ha sido torturado?
- Sí, señor juez. El comisario puso varios discos de Julio Iglesias durante el interrogatorio.