- Pues mi mujer se volvió alcohólica.
- ¿Bebía mucho?
- No, la contagié con mi aliento.
- Yo puedo dejar la bebida cuando quiera, lo que pasa es que ella no me quiere abandonar.
- Pues yo empecé a tomar por imitación.
- ¡Qué casualidad! Y yo por invitación.
- Había un chiste tan rápido, que te tenías que reír antes de que te lo contaran.
- ¿Queréis oír un chiste rápido? Ahí va el otro.
- Esta puerta no se abre.
- Es que es la tapa de la cloaca.
- Tengo un hígado de hierro.
- ¿Es que bebes licor de espinacas?