- Llevo setenta años bebiendo y fumando, viejita.
- Sí, viejito, los mismos que llevas sin tocarme.
- Papá, he hecho el amor con la abuelita.
- ¿Pero, qué dices desgraciado?
- Si tú le haces el amor a mi madre, ¿por qué no puedo yo hacérselo a la tuya?
- Disculpe, honorable anciana, ¿está la señora de la casa?
- Sí, un momento. ¡Abuelita! ¡Abuelita!
-¿Te acuerdas, viejita, de mi uniforme militar?
- Sí, viejito. La piel de dinosaurio te favorecía.
- Mira que llamarnos la tercera edad cuando ya hay coches de cinco marchas.
- Viejita, he de confesarte, que cuando hacemos el amor, pienso en el cuerpo de Marilyn Monroe.
- Y yo en el de bomberos, viejito.
- Viejita, ¿verdad que la vida es como un chiste?
- Sí, pero un chiste muy corto.