- Sebastián, saque el coche.
- Pues como no me dé para pagar el empeño…
- Sebastián, traiga la limosina.
- ¿Aún no me ha pagado el mes y ya quiere que le de limosna?
- Sebastián, atienda a la señora.
- Tengo jaqueca, señor.
- Sebastián, acompañe a comprar a la señora.
- ¿Qué, ya se acabó la otra?
- Me llamo Isabel, soy filipina y empecé limpiando porcelanas.
- Pues yo trabajo como negro para poder mantener a mi servidumbre blanca.
- Tengo mayordomo, ama de llaves, cocinera, jardinero, tres sirvientas, dos mozos y una institutriz. Lo malo es que gano el sueldo mínimo.
- Sebastián, coge las curvas un poco más cerradas que estamos muy justos de gasolina.
- Nosotros comeremos sobras, pero las comemos en la misma mesa que comen los señores.
- Pues yo tuve una patrona que era un volcán.
- ¿Era ninfómana?
- No, pero vomitaba todo.
- Pues yo aborrezco la servidumbre.
- ¿Estás en contra de la explotación humana?
- Me encanta. Pero aborrezco la servidumbre porque no hay manera de que saquen bien el polvo.
- Tengo una cocinera que es un sol. Lo quema todo.